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¿Tomar decisiones arriesgadas? Las 7 que casi todos enfrentamos alguna vez

Qué decisiones se consideran más arriesgadas, cómo influyen la edad y el contexto, y por qué casi todos compartimos los mismos miedos al elegir nuestro futuro

by RevuTJ
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Cambios de trabajo riesgos

Tomar decisiones arriesgadas es parte inevitable de la vida. Desde elegir qué rumbo profesional seguir hasta decidir si formar o no una familia, todos enfrentamos elecciones que pueden cambiarlo todo. Aunque cada persona vive sus propios temores, un reciente estudio de la Universidad de Zúrich reveló que, sorprendentemente, la mayoría compartimos las mismas dudas y riesgos percibidos a lo largo de nuestra vida.

Qué decisiones arriesgadas compartimos la mayoría

El estudio, realizado con 4.380 participantes, comenzó con una pregunta directa: ¿cuál ha sido la decisión más arriesgada que has tenido que tomar? Las respuestas derivaron en una lista de cien decisiones que se repitieron con notable frecuencia, especialmente aquellas relacionadas con el mundo laboral.

Entre las más mencionadas aparecieron situaciones como dejar un trabajo estable tras años de antigüedad o aceptar un nuevo puesto que implica grandes cambios. Para muchos, el futuro económico sigue siendo un factor determinante al medir el riesgo.

Resultó llamativo que algunas personas consideraran arriesgado comenzar a usar tecnología 5G, mostrando cómo el temor al cambio no siempre se asocia a lo laboral o personal, sino también a lo tecnológico.

Cómo influyen la salud, el dinero y la estabilidad personal

Después del trabajo, la segunda área más mencionada por los participantes fue la salud. Aunque solo representó un 18 % de las respuestas, incluyó decisiones como someterse a una operación o iniciar un tratamiento complejo. También surgieron otros clásicos que suelen acompañar momentos decisivos: invertir dinero, comprar una casa, conducir un vehículo o casarse.

Incluso algunas personas mencionaron vacunarse como una decisión arriesgada, cuando la realidad apunta a que lo verdaderamente riesgoso es no hacerlo. Este contraste evidencia cómo la percepción del riesgo puede distorsionarse según creencias personales o información limitada.

Qué factores modifican nuestra percepción del riesgo

Los psicólogos observaron que variables como la edad y el sexo influyen significativamente en cómo evaluamos una decisión. Los encuestados más jóvenes, por ejemplo, no veían cambiar de empleo como algo tan arriesgado. Con menor temor a la pérdida de estabilidad y más disposición a experimentar, este grupo suele valorar más la oportunidad que el riesgo.

Por otro lado, los hombres entre 30 y 40 años fueron quienes más consideraron peligrosas las decisiones relacionadas con operaciones médicas. La razón podría encontrarse en una mayor preocupación por su rol económico o en la percepción de vulnerabilidad ante intervenciones médicas.

Dónde está la principal limitación del estudio y por qué importa

El estudio, aunque revelador, se realizó únicamente entre personas suizas de habla alemana, un entorno con baja criminalidad, acceso sólido a servicios médicos y buena estabilidad económica. Esto significa que sus conclusiones no pueden extrapolarse completamente a países con realidades muy distintas.

En lugares donde operarse implica una deuda millonaria —como Estados Unidos— o donde mudarse a un barrio más accesible implica exponerse a más delincuencia, la escala del riesgo cambia radicalmente. Sin embargo, incluso con diferencias culturales y económicas, persiste un patrón universal: cambiar de trabajo sigue siendo una de las decisiones más temidas, especialmente cuando está en juego la seguridad económica.

Al final, decisiones como dejar un empleo que ya no te llena, aunque te brinde ingresos estables, siguen encabezando la lista global del riesgo emocional y práctico. ¿Cómo no considerarlo arriesgado si de ello depende comer, pagar la renta y sostener un proyecto de vida?

Por qué estas decisiones seguirán marcando nuestra vida en el futuro

Las decisiones arriesgadas no desaparecerán, pero comprender cómo las percibimos puede ayudarnos a enfrentarlas con mayor claridad. Como muestra este estudio, la mayoría compartimos más miedos de lo que pensamos, y eso puede ser un punto de partida para analizar nuestras elecciones con mayor compasión y perspectiva.

Reflexionar sobre qué nos da miedo y por qué nos da miedo es, en sí mismo, una decisión que nos acerca a elegir mejor.

¿Tú qué piensas? ¿Qué decisión arriesgada ha marcado tu vida? Compartir tu experiencia puede ayudar a otros lectores a comprender mejor las suyas.

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