El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha comprado 13 plantas de energía de la empresa Iberdrola con el objetivo de lograr la independencia energética del país. La oposición criticó esta compra por las tecnologías avanzadas de producción de energía limpia de Iberdrola, pero el gobierno mexicano ha logrado obtener el control de la planificación eléctrica.
Se espera que México pueda planificar la energía de manera autónoma
Todo esto sin tener que depender de las utilidades privadas y comenzar a cobrar a las grandes empresas que pretendían ser de “autoabasto” para no pagar. La nacionalización de la industria eléctrica es la compra de bienes extranjeros con el consentimiento mutuo del comprador y el vendedor, lo que se hizo en este caso.
Los grandes empresarios saben lo que es la nacionalización, pero tratan de confundir a la población a través de sus voceros para mantener una realidad alterna. La compra de estas plantas permitirá poner fin a la subutilización de las plantas hidroeléctricas del Estado y se priorizará la función de un bien por encima de la propiedad o la ganancia.
La adquisición de estas plantas también protegerá la red de transmisión, lo que antes era subsidiado por CFE, y las plantas de respaldo para la intermitencia de las plantas de energía solar y eólica. La compra de estas plantas permitirá a México planificar su energía autónomamente y, con ello, poner fin a la necesidad de dejar a CFE al final de la fila.
La mayoría de los “analistas” no logran comprender el ridículo que significa maldecir el uso del carbón y luego poner de ejemplo a Europa, donde se quema carbón para generar el 25% de su energía. México ha tomado una decisión heroica con la compra de estas plantas de energía, lo que permitirá al país tomar el control de su soberanía eléctrica y avanzar hacia una energía más limpia y sostenible.