Monterrey plantea sanciones por ladridos y maltrato animal
La armonía entre vecinos está en juego y Monterrey ha decidido tomar medidas. Una nueva propuesta presentada por la regidora Zally Alanis busca implementar multas por perros que ladran, con sanciones que pueden alcanzar hasta los $4,500 pesos. La iniciativa pretende fomentar una tenencia responsable y mejorar la convivencia entre ciudadanos.
La propuesta incluye la modificación de los artículos 6 y 7 de los reglamentos de Protección Animal y Justicia Cívica, y tiene como eje principal el equilibrio entre los derechos de los animales y la tranquilidad de las familias.
¿Por qué multar a quienes no controlan los ladridos?
1. Fomentar la tenencia responsable
El objetivo principal de esta medida es que los propietarios sean responsables del comportamiento de sus perros. No solo se trata de sancionar, sino también de ofrecer capacitación sobre el bienestar animal, para que los dueños comprendan cómo cubrir las necesidades físicas y emocionales de sus mascotas.
2. Promover la armonía vecinal
Convivir en comunidad implica respeto y tolerancia, y cuando los ladridos constantes alteran la paz del vecindario, se rompe ese equilibrio. Esta propuesta busca restaurar la tranquilidad en zonas habitacionales, donde muchos sufren interrupciones del sueño o estrés por ruidos persistentes.
3. Proteger el bienestar animal
La regidora subraya que muchos perros ladran por hambre, estrés, encierro o maltrato. “El problema no es el animal, sino quien no se hace cargo de él”, afirmó Alanis ante el Cabildo de Monterrey. Esta medida también busca visibilizar el maltrato silencioso, donde los perros viven encerrados y en condiciones poco dignas.
¿Cuánto costará la multa por ladridos excesivos?
Si dejas a tu perro solo y los vecinos reportan ruido constante, podrías recibir una multa que va de $2,500 a $4,500 pesos. Además, quienes sean sancionados deberán asistir a cursos obligatorios de capacitación en cuidado animal.
Las autoridades consideran que los ladridos excesivos afectan el orden público y, por ello, insisten en que la medida no es solo punitiva, sino formativa. Se trata de educar a los propietarios para garantizar una mejor calidad de vida para sus mascotas y para sus vecinos.
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