La reciente erupción del Kilauea en Hawái obligaron a la evacuación de centenares de personas en Hawaii. El volcán con su lava ha devorado decenas de casas y vehículos, lo que ha hecho que las autoridades declaren el estado de emergencia. Su ininterrumpida actividad desde los años ochenta, también ha venido acompañada de varios temblores, entre ellos uno de magnitud 6,9 registrado el pasado viernes.
La aparición de terremotos y la erupción de los volcanes siempre vienen relacionadas con los límites de las placas tectónicas. Bloques en los que se divide la litosfera, y su desplazamiento se asemeja al que tendrían unas galletas con respecto a su centro. El movimiento de las placas —que pueden separarse, acercarse o desplazarse en paralelo— produce diferentes límites, asociados a procesos de sismicidad y vulcanismo. Sin embargo, la existencia de terremotos y volcanes no siempre se relaciona con estos procesos geológicos.
El origen del volcán de Hawái, un punto caliente
A diferencia de lo que ha sucedido con la reciente actividad de otros volcanes, como por ejemplo el indonesio Agung, el Kilauea no se sitúa en un límite entre placas tectónicas. Hawái de hecho se localiza en el interior de la placa del Pacífico, a cientos de kilómetros de su zona límite. En el caso de que haya actividad geológica dentro de una placa tectónica hablamos de punto caliente (hotspot, en inglés), donde material muy caliente asciende desde las profundidades del manto terrestre, sometido a altísimas temperaturas.
La actividad volcánica del Kilauea, por tanto, se origina por el magmatismo intraplaca. Según comenta la doctora María José Jurado, la erupción del volcán de Hawái se debe “al volcanismo intraplaca, como sucede en Canarias”. Su origen se explica por “un punto caliente fijo”, donde el “desplazamiento de la placa va dando lugar a la formación de las islas, como sucede en Canarias desde la más antigua (Lanzarote) a la más moderna (La Palma)”, señala la geóloga e investigadora del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera del CSIC.
El proceso en el interior de la placa tectónica no se da solo en Hawái —como muestra la imagen superior—. “El origen del punto caliente se asocia normalmente con la formación de una pluma del manto aunque hay otras hipótesis”, sostiene Jurado. Estos penachos de magma ascenderían desde el manto en las zonas de los puntos calientes o hotspots, que permanecen fijos durante millones de años.
Kilauea, uno de los volcanes más activos del mundo
La isla de Hawái cuenta con cinco volcanes que se superponen entre sí, de los que el Kilauea es el más joven y uno de los más activos del mundo. Hace aproximadamente quinientos años, Kilauea colapsó dando lugar la caldera que podemos observar en la actualidad. En su interior también se encuentra el cráter Halemaumau, donde según la mitología de la zona se halla el cuerpo y el hogar de Pelé, la diosa relacionada con el fuego, los rayos, el viento y los volcanes. Desde 1952 ha habido un total de 34 erupciones asociadas a Kilauea, un volcán que ha permanecido activo de forma constante desde enero de 1983 en la zona del rift este.
En 2008, los científicos detectaron un cambio anormal en las concentraciones de dióxido de sulfuro que emanaban del interior del volcán Kilauea. Estas variaciones en el gas se relacionan directamente con la actividad en su interior, lo que hacía presagiar una inminente erupción, como finalmente ocurrió meses después. Diez años después, el Kilauea ha vuelto a expulsar lenguas de lava y emanaciones tóxicas, protagonizando decenas de imágenes donde se observa la destrucción que deja a su paso este volcán, conocido también por ser una de las atracciones turísticas más destacadas de la zona.