En el Parque Nacional de Yellowstone (Wyoming, EE.UU.) se encuentra un supervolcán, un gigante mucho más poderoso que un volcán promedio, capaz de expulsar más de 1.000 kilómetros cúbicos de roca y ceniza a la vez. Una cantidad que podría cubrir la mayor parte del país con una gruesa capa de ceniza, e incluso provocar un invierno volcánico en toda la Tierra.
Su última erupción ocurrió hace 631.000 años y los científicos sospechan que una explosión de tal magnitud ocurre cada 100.000 años. Sin embargo, expertos de la Universidad Estatal de Arizona (EE.UU.) decidieron analizar un depósito de cenizas fosilizados de su última gran erupción para identificar los cambios exactos que habrían ocurrido antes de entrar en actividad y predecir cuándo podremos esperar un evento similar.
Según informa ‘The New York Times’, Hannah Shamloo, líder del estudio, y un equipo de vulcanólogos obtuvieron trazas de cristal que estaban depositadas dentro de la cámara magmática del volcán y tras su análisis consiguieron establecer qué cambios ocurrieron justo antes de la última erupción.
“En un abrir y cerrar de ojos”
Los bordes exteriores de los cristales revelaron cambios de temperatura y composición ocurridos en un periodo corto de tiempo. Eso podría significar que la supererupción se produjo solo dos décadas después de una inyección de magma fresco debajo del volcán, desmintiendo así las estimaciones anteriores de que este proceso geológico tomó milenios en ocurrir.
“Esta escala de tiempo equivale a un abrir y cerrar de ojos, geológicamente hablando (…) Es sorprendente el poco tiempo que hace falta para que un sistema volcánico pase de estar en reposo a estar a punto de entrar en erupción”, asegura Shamloo, pero advierte que aún es difícil contar con un método de medición preciso.
¿Poco probable?
Al respecto, Kari Cooper, geoquímico de la Universidad de California (EE.UU.), considera poco probable fijar la ubicación del ‘gatillo’ que produjo su última erupción. “Una cosa es pensar en una lenta acumulación gradual, y otra cosa es pensar en cómo movilizar mil kilómetros cúbicos de magma en una década”, sostiene.
Las probabilidades de que este o cualquier otro supervolcán estalle en cualquier momento son pocas, pero comprender estas enormes erupciones puede ayudar a los científicos a pronosticar todo el espectro de erupciones volcánicas.