LibreOffice ha lanzado fuertes acusaciones contra Microsoft, denunciando una práctica que busca limitar la competencia en el mercado de software ofimático. Según The Document Foundation, Microsoft utiliza formatos de archivos complejos y difíciles de interpretar en su suite Office, con la intención de generar una dependencia tecnológica que impida a los usuarios migrar a otras plataformas como LibreOffice.
La crítica se centra en el uso del formato Office Open XML (OOXML), utilizado desde 2006 en archivos Word, Excel y PowerPoint. De acuerdo con LibreOffice, los documentos .docx, .xlsx y .pptx están construidos como archivos ZIP con múltiples capas de XML innecesariamente complejas.
Una estructura diseñada para la dependencia
LibreOffice denuncia que el diseño de OOXML responde a una estrategia deliberada de Microsoft. Estas estructuras están cargadas de etiquetas profundamente anidadas, cientos de elementos opcionales, nombres no intuitivos, espacios de nombres importados en exceso y documentación escasa. Esto, según el proyecto comunitario, impide una interoperabilidad real con otros programas.
La metáfora utilizada por LibreOffice para explicar esta estrategia es contundente: “En teoría, cualquiera podría construir un tren compatible con las vías, pero las especificaciones del sistema de control son tan complicadas que solo el fabricante principal de trenes puede operar”.
Acusaciones respaldadas por la comunidad del software libre
Las quejas de LibreOffice no son nuevas. Figuras reconocidas como Richard Stallman han criticado abiertamente estos formatos por sus implicaciones en seguridad, privacidad y acceso. En su momento, Stallman señaló que incluso procesos laborales o trámites gubernamentales se ven limitados al exigir documentos en formato Word, lo que deja fuera a quienes no usan esa plataforma.
“Nos duele cuando alguien presupone que usamos Word y nos envían documentos en tal formato”, expresó en su ensayo.
Soberanía digital: una respuesta a Microsoft
La crítica de LibreOffice se produce en un contexto donde cada vez más gobiernos buscan independencia tecnológica. Ciudades en Alemania, Dinamarca y Suecia han comenzado a migrar sus sistemas a soluciones de código abierto como Linux, buscando reducir su dependencia de Microsoft y sus herramientas cerradas.
El mensaje de LibreOffice es claro: la transparencia, la interoperabilidad y la libertad del usuario deben prevalecer en la era digital. Los gobiernos, empresas y usuarios particulares tienen el poder de elegir plataformas que respeten estos principios.
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