Las películas de Sonic the Hedgehog han logrado algo que pocas adaptaciones de videojuegos consiguen: mezclar personajes CGI con humanos reales de manera convincente. En esta tercera entrega, Jim Carrey brilla nuevamente como el excéntrico Dr. Robotnik, regalándonos momentos inolvidables de comedia física y diálogos disparatados. Aunque la saga cuenta con persecuciones y acción CGI, es la interacción entre Sonic y los personajes humanos lo que inyecta alma a la trama.
La historia introduce a Shadow the Hedgehog, un personaje cargado de profundidad emocional. Keanu Reeves, quien da voz a este icónico antihéroe, aporta una gravedad y melancolía que contrasta con la energía chispeante de Sonic. Shadow, lleno de furia por su trágico pasado, añade una capa de complejidad que eleva la película más allá de su simple premisa de acción.
Jim Carrey y su doble papel: el alma de la película
Uno de los mayores aciertos de Sonic 3 es permitir que Jim Carrey explote todo su potencial cómico. Interpretar tanto al Dr. Robotnik como a su abuelo, Gerald Robotnik, le da la oportunidad de doblar su carisma en pantalla. Sus interacciones consigo mismo son un espectáculo delirante que arranca risas y asombro a partes iguales.
La trama se desarrolla como una comedia de amigos de alto concepto cuando Sonic y Eggman se ven obligados a trabajar juntos para detener a Shadow. Las escenas entre los dos Robotniks, peleando y colaborando al mismo tiempo, son oro puro para los fanáticos del humor absurdo. Carrey lleva la película a otro nivel, ofreciendo un espectáculo tan tonto como inteligente.